El proceso especulativo que azota al barrio del Albayzín de Granada empezó (aproximadamente) hace un par de décadas, una situación que se vio fuertemente agravada después de que la UNESCO declarara la zona como Patrimonio de la Humanidad. Antes de que esto ocurriera, el Albayzín había sido un barrio sistemáticamente ignorado por las autoridades, que entregaron tanto el entorno como a sus vecinos al abandono. Pero el enclave privilegiado en el que se sitúa el vecindario, así como su posicionamiento en el mapa mundial gracias a la declaración de la UNESCO, pronto llamaron la atención de “inversores”, que vieron oportunidades de negocio en un barrio que ha sabido conservar su identidad durante siglos. La inversión de dinero público (programas de rehabilitación) y privado para transformar el barrio, se está llevando a cabo al margen de los vecinos y vecinas con menos recursos, que se ven obligados a abandonar el Albayzín ante la imposibilidad de hacer frente a los costes que supone vivir en este nuevo enclave de lujo. La orientación del nuevo Albayzín a turistas y a gente con alto poder adquisitivo y la paulatina expulsión de sus habitantes de toda la vida no sólo están poniendo en peligro la idiosincracia de uno de los barrios más característicos de Granada, sino que se están realizando, en muchas ocasiones, mediante prácticas ilegales.
Una de las técnicas más utilizadas por las inmobiliarias que han comprado edificios con inquilinos es la de declarar la casa en ruinas. Si la casa está en ruinas, la inmobiliaria (o el casero/a) puede desalojar a los vecinos/as sin necesidad de otorgarles el derecho a realojo o indemnización y, además, puede permitirse derruir la casa entera y reconstruirla a su antojo, sin tener que respetar las pautas estipuladas para los edificios declarados protegidos. Así se pueden deshacer de inquilinos que pagaban alquileres corrientes y acoger a inquilinos que paguen el doble o el triple, primando el aspecto de la vivienda como negocio para el propietario antes que el de derecho para el arrendatario. Esta estrategia es la que ha llevado a transformar las tradicionales casas vecinales en apartamentos unifamiliares, albergues y hoteles; y los pequeños comercios, en tiendas de souvenirs, teterías... Se ha creado así una imagen idealizada del Albayzín puesta al servicio de la economía, donde las transformaciones se orientan más hacia los turistas que a los habitantes del barrio.
La Casa del Aire es una casa de vecin@s del bajo Albayzín, última casa de paso en el barrio. L@s vecin@s de la casa llevan seis años resistiendo el acoso inmobiliario ejercido por las inmobiliarias Arrendamientos Puerta Elvira, en un principio, y actualmente Edivara-Varasol. En este periodo se ha generado una alianza entre vecin@s, con la que se han retomado costumbres como el uso de espacios comunes donde encontrarse, compartir y organizarse frente a un problema que nos afecta a todos.
A lo largo del conflicto se han producido diferentes procesos judiciales en los que, hasta ahora, se había dado la razón a l@s vecin@s de la casa. A su vez, la Gerencia de Urbanismo declaró el incumplimiento del deber de mantenimiento por parte de los propietarios.
En esta situación, y teniendo en cuenta los procesos abiertos por las vías judicial y administrativa, se ejecutó un desalojo cautelar (es decir, antes de la celebración del juicio) el pasado martes, 19 de enero, a las 8 de la mañana, sin haber recibido ningún aviso previo que permitiera a l@s vecin@s que iban a ser desalojadas preparar la defensa jurídica ni recoger sus cosas. A su vez, desde el momento mismo del desalojo, se ha vulnerado la dignidad de l@s vecin@s de la Casa del Aire: tanto de las personas desalojadas (porque no se les permite recuperar sus pertenencias), como de las que continúan en la casa, que no tienen llaves de la puerta de entrada y no pueden recibir visitas, con lo que se restringe su libertad de movimientos.
El problema de la Casa del Aire es sólo un ejemplo más de un conflicto urbano de carácter estructural y social. Se trata de la especulación urbanística, de la que se benefician empresas, bancos, políticos… y que no es exclusivo de Granada, sino que se reproduce en otras ciudades del Estado y del mundo que funcionan según el mismo sistema económico. El desalojo de la Casa del Aire supone la destrucción de un raro ejemplo de solidaridad, resistencia y lucha en el Albayzín por el barrio y sus vecin@s.
En solidaridad con l@s vecin@s de la Casa del Aire y el mantenimiento de un Albayzín vivo, alegre y con sus gentes firmo este manifiesto.
Para firmar:
http://www.efirmas.com/2672338/index.html
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